ME DUELE LA PALMA
El pasado Viernes mantuve una vídeo conferencia con gentes que conviven en Punta larga y el Faro.
Un lugar hermoso, pintoresco, donde se respira la esencia y espíritu del pueblo palmero.
Sus gentes, sencillas, generosas, viven junto al mar donde se respira un remanso de sosiego y paz.
No obstante, esa tranquilidad fue alterada por una ley que se promulgó en el año 1.988 llamada Ley de Costas. Ley que aplicada con rigor, ha supuesto que uno de los dones más preciados que tiene el ser humano, pueda ser cercenado de raíz.
Sus casas, aquellas en las que conservan sus recuerdos desde hace siglos, pueden ser derribadas. Esto hubiese sucedido si contra las resoluciones de ejecucion, dictadas por la Demarcación de Costas, no se hubiesen recurrido en el año 2.021.
Recursos que se presentaron ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias y que después de casi dos años de lucha jurídica, se están notificando Sentencias desestimandolas.
Dentro del respeto que merecen todas las resoluciones judiciales no comparto su contenido.
Y por ello, en la reunión mantenida el pasado Viernes, trasladé que se debían recurrir ante el Tribunal Supremo. ÚNICA forma de suspender su ejecución.
Existen elementos suficientes donde apoyar los recursos.
Uno de ellos, el que con la aplicación de esta ley, se vulneran derechos humanos fundamentales que se deben preservar como ha manifestado el Parlamento Europeo.
Me duele La Palma…
La llamada Isla bonita viene sufriendo uno tras otro envites, con un estoicismo propio de gentes, forjadas al álbor de un mar que rodea y se adentra en las entrañas de sus tierras y sirve de inspiración a este noble pueblo.
Por esas gentes con las que me identifico, merece la pena seguir luchando, en esta guerra incruenta, hasta conseguir que se haga lo justo al impartir Justicia.
Santa Cruz de Tenerife, a 15 de Abril de 2.023.