MI ÚLTIMA PRIMERA VEZ
En estos meses tan convulsos, dónde se han unido problemas familiares, con los que afectan de manera global a toda la población he echo la reflexión siguiente:
Porqué en cada acto, acontecimiento o hecho que suceda no lo contemplamos como “Mi última primera vez” ?
Si así fuese, el devenir del tiempo que transcurre de forma inexorable, nos afectaría e inspiraría para que la vida fuese más feliz.
Mi última primera vez…
En contemplar un amanecer y un anochecer.
Mi última primera vez…
En ver la mirada agradecida de nuestra mascota.
Mi última primera vez….
En el beso de nuestros padres.
Mi última primera vez…..
En la visión infinita del mar que nos abraza.
Mi última primera vez….
En la cita con quien pudiese conformar nuestro destino.
Mi última primera vez….
En la prueba que se debe realizar para conseguir un empleo.
Mi última primera vez….
En las caricias de nuestros abuelos.
Mi última primera vez….
Cuando amamos.
Mi última primera vez….
Cuando encendemos la luz que nos alumbra.
Mi última primera vez…
Cuando contemplamos las estrellas.
Mi última primera vez….
Cuando llegamos al trabajo.
Mi última primera vez….
Cuando saboreamos los alimentos.
Mi última primera vez…
Cuando queremos sin decirlo o lo decimos sin querernos.
Y así continuaría, con una lista interminable de sucesos.
Si asumieramos como la última primera vez, se les daría la relevancia que se nos escapa, por esa rutina diaria, que ahoga poco a poco los sentimientos y sensibilidad de las personas.