PUERTO NAOS Y LA BOMBILLA
Son dos poblaciones donde conviven en la isla de La Palma numerosas familias. Allí tienen sus hogares y negocios.
Gente sencilla, trabajadora y dotada de una gran fortaleza.
Un día hace más de año y medio la erupción de un Volcán cambio sus vidas.
Se vieron obligados a desalojar sus casas y negocios.
Según las Autoridades los gases emanados del Volcán eran incompatibles dada su toxicidad con su salud.
Se fueron dejando jirones de sentimientos y con la angustia que está inédita situación producía en su ALMA.
Pasaron los días, los meses y ya más de un año y la angustia aumenta, con una desesperación que lacera y desgarra lo más íntimo de su ser.
No pueden respirar el ambiente que desprende el mar que les rodea. No pueden ver el amanecer de ese mar, que ha formado parte indisoluble de su vida.
No pueden recorrer las calles, donde sus hijos correteaban con visible felicidad.
El reloj de la vida se ha parado y no hay nadie que le de cuerda para que siga funcionando.
Su corazón, ha dejado de palpitar con la frecuencia necesaria, para conservar la ilusión de continuar. Eso que se dice.. “Hacer una vida normal”. No pueden.
Han tenido que acudir a los Tribunales de Justicia ante la lentitud y actitud desesperante de la Administración, para que puedan retornar a sus casas y volver a poner en marcha sus negocios.
A día de hoy, todavía no se ha dictado ninguna resolución que lo permita.
En visitas esporádicas controladas, algunos han comprobado que sus casas se vienen deteriorando por falta del alimento que necesitan de sus habitantes.
Esas viviendas se sienten abandonadas y poco a poco se derrumban abatidas, por un silencio abrumador que daña la fortaleza de sus muros.
Ayer tuve conocimiento, que algunas de sus gentes quisieron comprobar en que estado se hallaban, para hablar con sus casas y negocios y decirles que no es que les hemos abandonado. Resistir, que nosotros lo estamos haciendo.
Sin embargo, la actuación implacable de las Autoridades, ha supuesto que tengan que ir a declarar como investigados, ante un Juez.
Siempre he creído en la Administración de Justicia. Procedo de una familia de jueces que me han inoculado la justicia en vena.
Por eso confío, que el día que vayan a declarar acompañados de abogado, sean capaces de transmitir que ese corazón que sangra, necesita que se corte la hemorragia, que se viene produciendo y no un castigo.
Una vez más digo y confío que en esta excepcional situación, al impartir justicia se haga lo justo.
Mi cariño a todos los afectados de Puerto NAOS y La Bombilla.
Santa Cruz de Tenerife, a 17 de Junio de 2.023.