La pandemia que aún se padece, ha conseguido que la nochebuena sea distinta a la que que se celebraba desde nuestra infancia.

Digo distinta y especial, porque creo que se ha dado mucho más valor e intensidad a esta celebración.

Nuestro pensamiento, ha estado más presente que nunca hacia aquellos que no pudieron asistir, por las medidas de protección que debían cumplirse.

El otro pensamiento siempre estuvo y estará presente. No obstante, sus risas y abrazos revolotearon mágicamente durante la noche.

Es cierto que existieron instantes de melancolía. Pero enseguida desaparecieron con una mirada y visión hacia un futuro próximo donde compensáremos con ansia su ausencia.

El Covid 19 nunca podrá DOBLEGAR LA CURVA de la felicidad..

Nuestro espíritu y anhelo de convivir con nuestros seres queridos y vivir con los demás saldrá fortalecido.