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Me levanto, escucho la radio veo la TV y todo son noticias que me producen una desazón que recorre todo mi cuerpo.

Historias de personas que sobreviven a este maléfico virus, gracias a la heroicidad de los sanitarios, que se juegan su vida para salvar la nuestra.

Y en ese momento, siento tu angustia en mi.

Pero esa angustia, se trasforma inmediatamente en ESPERANZA.

Esperanza, a la que me aferro para cuando toda esta pesadilla finalice, pueda dar valor a cosas que pasaban desapercibidas; el olor al mar y el campo, el trino de los pájaros, el resplandor de las estrellas, la fragancia de las flores, la mirada de las mascotas, el ruido de las coches.. Y tantas cosas más.

Pero sobre todo y ante todo tu SONRISA.